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por Jorge Torres Roggero

Para Graciela Maturo

I.- Un americano olvidado

En el año 2020, la pandemia y sus consecuencias económicas, sociales, culturales y religiosas empujaron a un segundo plano una recordación criolla que nos hubiera permitido descubrir nuestro destino de pueblo mediante el auscultamiento de los propios orígenes: en el principio ya está escrito el destino. Me refiero al aniversario de los doscientos años de la muerte de Manuel Belgrano.

Estas líneas, entonces, van dedicadas a recordar una desconocida y oculta contribución del creador de nuestra bandera a la dirección y dinámica interna de la Revolución de Mayo. En efecto, gracias a una inspiración de Manuel Belgrano, podemos disponer del libro La venida del Mesías en gloria y magestad del jesuita chileno Manuel Lacunza. Libro hoy inhallable, y de difícil lectura para los lectores modernos, puede procurar que la Historia rompa el silencio largo tiempo guardado sobre el porqué de ciertos acontecimientos, sobre las voces profundas censuradas. ¿Qué griterío espantoso se acalla con el silencio de libros mudos que convierten los anaqueles de las bibliotecas en insólitos cementerios?

Sin embargo, en las propuestas de Lacunza y Belgrano, “non nova, sed nove”, estaban las bases intelectuales para demoler el depotismo ilustrado de los Borbones, el servilismo de la Jerarquía eclesiástica hacia los reyes y los poderosos y el esbozo de una posible forma de gobierno nueva. Hallaremos, pues, dos lecturas del libro de Lacunza que editó Belgrano en Londres en 1816: una es la política, que como la piedra desprendida “sine manibus” del capítulo II de Daniel, venía a romper los pies de “hierro y barro” de la estatua de la dominación de los reyes: se predecía allí la disolución del poder de Europa y el surgimiento de un nuevo orden en un mundo nuevo. La otra lectura, religiosa: el libro es un milenario, que a través de la interpretación del Cap. XX del Apocalipsis, nos anuncia la desolación urdida por la “corporación anticrística” que quizás estamos padeciendo en estos oscuros momentos de las patrias y de la humanidad; pero, a la vez, la liberación de los pueblos con la “venida del Mesías en gloria y majestad”.

Una de mis grandes alegrías fue el encuentro con los cuatro tomos de La Venida del Mesías en Gloria y Magestad. Observaciones de Juan Josaphat Ben Ezra, hebreo cristiano, dirigidas al sacerdote Cristófilo, publicado en Londres, 1816, en la imprenta de Carlos Wod, callejón de Poppin, calle de Fleet. Ocurrió en la biblioteca del Instituto de Estudios Americanistas, Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad Nacional de Córdoba, Argentina.

Durante mucho tiempo se sospechó que el editor y autor de la presentación era Manuel Belgrano que, entre 1786 y 1794, estudió derecho y economía en España. No caben dudas de que, desde entonces, ya había tomado contacto con la obra de Lacunza que se difundía con profusión, aunque en forma clandestina, a través de copias manuscritas llenas de tachaduras y agregados, o ediciones parciales y defectuosas.

Hoy en día, como anota Juan Carlos Priora, está probado que cuando Belgrano partió a Londres en diciembre de 1814, llevaba consigo el manuscrito de La Venida del Mesías en Gloria y Magestad. Se lo había provisto su gran amigo el fraile dominico Isidoro Guerra. Llegó a Londres en marzo de 1815, entregó el manuscrito al impresor Carlos Wood y en noviembre regresó a Buenos Aires. Priora asegura que el papel de editor de Belgrano fue definitivamente confirmado en un libro de 1948 del investigador suizo Pablo Besson.

En realidad, según cuenta en la presentación, Belgrano había desistido de publicar el libro en Buenos Aires porque carecía de medios técnicos. Aun así, estaba por retomar el proyecto, cuando, inesperadamente, se vio en la necesidad de viajar a Londres. Y, en el acto, resolvió: “hacer a mis compatriotas el servicio de imprimir y publicar una obra que aun quando no hubiese otras, sobraría para acreditar la superioridad de los talentos americanos, al mismo tiempo que la suma sandez de un diputado español europeo, que en las cortes extraordinarias instaladas en la Isla de León de Cádiz se preguntó “a qué clase de bestias pertenecían los americanos”.

Belgrano asegura que consiguió una copia lo más correcta posible y encaró la edición con un papel acorde al mérito de la obra. “Yo espero, anota, que mis amados compatriotas reciban con aprecio este mi servicio, en que, a más de la utilidad común, se interesa tanto el honor y el crédito de los americanos”.

2.- El misterio del Rey Inca

A lo mejor convenga recordar que Lacunza, en el tomo cuarto del milenario, esperaba, expresamente, el “reino de los mil años” en “esta tierra”. En él reinarán “fe y justicia universal”, serán castigados los que “oprimieron injustamente y persiguieron tiránicamente a los santos del Altísimo” y los que hicieron “derramar ríos de lágrimas y torrentes de sangre inocente”. El castigo alcanzará a la Inquisición: “custodios de la ignorancia y barbarie”, que “mataban, quemaban y pedían más fuego del cielo”. Lacunza nunca renegó de su origen sudamericano. Como geógrafo y astrónomo, recuerda el Tupungato y “la espada de Orión compuesta por tres estrellas que mis paisanos llaman las Tres Marías”. Esto para explicar que, de acuerdo a su “visión intelectual” a finales del S.XVIII, el diluvio ocurrió por un desplazamiento repentino del eje de la tierra. Por lo tanto, postula, el cataclismo del milenio ocurrirá porque el eje de la tierra girará de nuevo de un polo al otro y, tras la confusión, la naturaleza misma regresará a un estado paradisíaco. ¿Cómo no agregar aquí esta curiosidad?: los científicos actuales peroran sobre un desplazamiento anual del polo norte magnético en dirección a Siberia a una velocidad de 40 kilómetros por año y el campo magnético ha perdido el 9% de su fuerza (Web).  Lacunza, como los científicos actuales, no descartaba la existencia de mundos habitados por civilizaciones inteligentes y con capacidad de comunicación en nuestra galaxia.

Manuel Belgrano y Manuel Lacunza fueron dos sudamericanos en espera. Vivieron en una época de grandes conmociones geoculturales en el mundo. Enfocados en sucesos menores, nos hemos olvidado de insertarlos en lo que se jugaba geopolíticamente en el momento de la Independencia: el fin del depotismo ilustrado como sistema de gobierno en la tierra y el advenimiento de formas republicanas. Lacunza concluye sus cartas a Cristófilo con estas palabras: “y puedo decir con verdad, qué mucho más: pues inter scribendum han ido ocurriendo cosas, en que yo ciertamente no había pensado”. El fraile Castañeda, en una traducción libre de Sabiduría 24, anuncia que la Verdad, en el reino milenario, se manifestará en América. Se funda, para tal aserción, en las enseñanzas y estudio de las “profecías de Lacunza”.

Belgrano, por su parte, en medio de contradicciones y frustraciones, propugnaba una patria industrializada, con una economía al servicio de los intereses del pueblo, una educación pública gratuita y obligatoria, y el respeto a los derechos de la mujer y de los pueblos originarios. Eso surge de sus escritos dispersos: ¿creía en el regreso del reino milenario del Inca que todavía muchos esperan en las tradiciones populares de la América mestiza?

En efecto, una de las preguntas recurrentes de quienes estudian las ideas políticas de Manuel Belgrano inquiere sobre su insistente propuesta de una forma de gobierno que contemplara una monarquía constitucional regida por un descendiente de los Incas. El proyecto que, según Mitre, suscitaba estruendosas carcajadas en Buenos Aires, estuvo a punto de ser aprobado en el Congreso de Tucumán.

Es por eso que, desde mi punto de vista, habría que insistir en el estudio de cierto sincretismo escatológico entre la tradición europea de los milenarios y la religiosidad popular mestiza americana. Está claro, por lo demás, que las ideologías revolucionarias, incluso las fundadas en bases científicas, insertan elementos apocalípticos. Sea bajo formas religiosas o laicizantes se produce, con frecuencia, el encuentro entre ideas escatológicas e ideas revolucionarias. Un murmullo venido de las profundidades parece empeñarse en dejar hablar lo que la historiografía (la historia escrita) ignora o amordaza. Ese “silencio de la historia” no impide a los apocalipsis, ya sean expresión de angustia y miedo o de incontenible esperanza, murmurar su recitado venido de los cimientos discursivos de los pueblos. Escuchar los rezongos de esa “historia silenciosa” induce a pensar que el signo por develar, paradójicamente, es el de lo aún insignificante.

La consideración del murmullo milenarista y su expresión apocalíptica en los orígenes de nuestra Revolución, ratifica la presencia de un discurso marginal (siempre entre la espera racional laica y la esperanza religiosa), en las profundidades de nuestra organización política. Tal estudio exige, como propone Lacunza, un nuevo modo de leer los símbolos y los signos del poder.

Para Manuel Belgrano, La Venida del Mesías en Gloria y Magestad, configuraba un aporte de la inteligencia americana a un Nuevo Mundo liberado del despotismo ilustrado y con pleno disfrute de los derechos políticos, económicos, sociales y culturales. ¿Pensaba en la peligrosa postura lacunziana de encarar las cosas “non nova sed nove”? Lo cierto es que, según el sistema de valores de cada período, el género apocalíptico coparticipa, las más de las veces subterráneo y balbuceante, del “ceremonial político” de las revoluciones.

Jorge Torres Roggero

Córdoba, 17/6/2021

VER:

Castañeda, Francisco de Paula. (2001). Doña María Retazos. Buenos Aires: Taurus

Lacunza, Manuel. (1816). 4 tomos. La Venida del Mesías en Gloria y Magestad. Observaciones de Juan Josaphat Ben Ezra, hebreo cristiano, dirigidas al sacerdote Cristófilo. Londres: en la imprenta de Carlos Wod, callejón de Poppin, calle de Fleet.

Priora, Juan Carlos.  (2016), “Introducción a las ediciones castellanas de La venida en gloria y magestad, de Manuel Lacunza, S.J.” En: DavarLogos-Suplementos. Buenos Aires:  Universidad Adventista del Plata.

Torres Roggero, Jorge (2021), “Manuel Belgrano: milenarismos americanos y Revolución de Mayo”, Inédito. Este trabajo, que ojalá pueda editar pronto, contiene detalles de los milenarios, de la literatura de la Revolución de Mayo y amplia bibliografía.

__________________, (2016) Últimas noticias sobre el anticristo, Córdoba, Editorial Brujas